La mediocridad se refiere a la falta de excelencia, la falta de compromiso y la conformidad con un nivel de vida o de conducta promedio. Según la Biblia, la mediocridad es vista como una actitud y un estado de ser que no es agradable a Dios.
Ejemplos bíblicos sobre la mediocridad:
1. Proverbios 14:23: «En toda labor hay fruto, pero las palabras vanidad de labios empobrecen.» Este versículo nos enseña que aquellos que solo hablan de hacer cosas, pero no toman acción, están viviendo en mediocridad. Dios nos llama a ser diligentes y a trabajar con excelencia.
2. Colosenses 3:23-24: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.» Este pasaje nos anima a hacer nuestra labor con excelencia y dedicación, entendiendo que estamos sirviendo al Señor y no a los hombres. La mediocridad implica hacer las cosas de manera descuidada y sin esfuerzo en lugar de hacerlas con pasión y dedicación.
3. Mateo 25:24-30: La parábola de los talentos nos muestra la actitud de mediocridad del siervo que solo recibió un talento y lo escondió en lugar de invertirlo y multiplicarlo. Este siervo fue reprendido por su falta de diligencia y falta de compromiso. La parábola nos enseña que Dios espera que usemos nuestros dones y talentos para Su gloria y no los desperdiciemos en mediocridad.
Conclusión
La mediocridad, según la Biblia, es vista como una actitud y un estado de ser que no es agradable a Dios. Él nos llama a ser diligentes, a trabajar con excelencia y a usar nuestros dones y talentos para Su gloria. Debemos evitar conformarnos con un nivel de vida o de conducta promedio, y en cambio, buscar vivir de acuerdo con los estándares de Dios.