La consagración es un concepto importante en la Biblia que se refiere a dedicarse completamente a Dios y a su servicio. A lo largo de las Escrituras, encontramos varios ejemplos que nos enseñan sobre la consagración y cómo podemos vivirla en nuestras vidas.
Consagración en el Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento, encontramos numerosos ejemplos de personas que se consagraron a Dios. Uno de ellos es Moisés, quien recibió instrucciones específicas de Dios para consagrar el tabernáculo y sus utensilios. En Éxodo 29:43-44, Dios le dice a Moisés: «Y allí me reuniré con los hijos de Israel, y será consagrado por mi gloria. Y santificaré el tabernáculo de reunión y el altar; asimismo santificaré a Aarón y a sus hijos, para que sean mis sacerdotes». Este pasaje nos muestra que la consagración implica ser separado y santificado para el servicio de Dios.
Otro ejemplo de consagración en el Antiguo Testamento es el rey David. En 1 Crónicas 29:5, David dice: «¿Quién, pues, está dispuesto hoy para ofrecer ofrendas voluntarias a Jehová?». David muestra su disposición y voluntad para consagrar sus riquezas y recursos al servicio de Dios.
Consagración en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, Jesús nos enseña sobre la consagración en varios pasajes. En Mateo 16:24, Jesús dice: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame». Aquí, Jesús nos muestra que la consagración implica negarnos a nosotros mismos y seguirlo de cerca.
Un ejemplo concreto de consagración en el Nuevo Testamento es el apóstol Pablo. En Filipenses 3:8, Pablo dice: «Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo». Pablo muestra su disposición de renunciar a todo lo que tenía en el mundo para ganar a Cristo y vivir completamente para Él.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo la Biblia nos muestra la importancia de la consagración. A través de estos ejemplos, podemos aprender que la consagración implica dedicarse completamente a Dios, renunciar a uno mismo y estar dispuesto a servirle de todo corazón.