En la Biblia, un publicano era un término utilizado para referirse a los recaudadores de impuestos del Imperio Romano en tiempos de Jesús. Su profesión estaba asociada con la corrupción y el desprecio de la sociedad judía, ya que muchos de ellos abusaban de su poder y exigían más dinero del necesario. Sin embargo, a pesar de esta reputación negativa, Jesús tuvo encuentros significativos con los publicanos y dejó enseñanzas importantes sobre su papel en la sociedad y su potencial para la redención espiritual.
Ejemplos de la Biblia
La Biblia proporciona varios ejemplos que nos ayudan a comprender mejor quiénes eran los publicanos y cómo eran percibidos. A continuación, se presentan algunos de ellos:
1. Lucas 5:27-32
En este pasaje, Jesús llama a Leví (también conocido como Mateo), un publicano, a seguirlo. Al hacerlo, Jesús muestra su disposición a interactuar con aquellos considerados pecadores y marginados por la sociedad. Esto generó críticas de los fariseos y escribas, quienes veían a los publicanos como personas impuras y despreciables.
2. Mateo 18:17
En este versículo, Jesús menciona a los publicanos como una referencia para tratar con hermanos que pecan dentro de la comunidad cristiana. Esto sugiere que los publicanos eran vistos como parias sociales y, al mencionarlos en este contexto, Jesús enfatiza la importancia de la disciplina y el arrepentimiento dentro de la comunidad de creyentes.
3. Lucas 19:1-10
En esta historia, Jesús se encuentra con Zaqueo, otro publicano. A pesar del desprecio de la gente hacia Zaqueo, Jesús muestra su amor y misericordia al elegir quedarse en su casa. Esto demuestra que Jesús no solo estaba dispuesto a interactuar con los publicanos, sino también a cambiar sus vidas y ofrecerles una oportunidad de redención.
4. Lucas 18:9-14
En esta parábola del fariseo y el publicano, Jesús enseña sobre la importancia de la humildad y la actitud correcta ante Dios. Mientras que el fariseo se enorgullece de su justicia propia, el publicano reconoce su pecado y se humilla ante Dios. Jesús elogia la actitud del publicano, mostrando que incluso aquellos considerados pecadores pueden encontrar gracia y perdón en Dios.