La pregunta sobre la masturbación y su relación con la Biblia es un tema que ha generado diferentes interpretaciones y discusiones a lo largo de la historia. Aunque la Biblia no menciona específicamente la palabra «masturbación», podemos analizar ciertos principios y enseñanzas presentes en sus diferentes versiones para obtener una perspectiva más clara al respecto.
1. Génesis 38:6-10
En el relato de la historia de Onán, se describe cómo este hombre se negó a cumplir con su deber de tener descendencia con su cuñada viuda. En lugar de eso, «derramó su semen en tierra» para evitar que ella quedara embarazada. Este acto fue considerado como un pecado y desagradó a Dios.
2. Mateo 5:27-28
En el Sermón del Monte, Jesús habla sobre la importancia de controlar nuestros pensamientos y deseos sexuales. Él enseña que «cualquiera que mira a una mujer con deseo sexual ya ha cometido adulterio con ella en su corazón». A partir de esta enseñanza, algunos argumentan que la masturbación puede ser considerada como una expresión de lujuria y, por lo tanto, como un pecado.
3. 1 Corintios 6:18
En esta carta, el apóstol Pablo advierte contra la inmoralidad sexual y exhorta a los creyentes a huir de ella. Se menciona específicamente la «fornicación» como un pecado que va en contra de nuestro cuerpo, que es un templo del Espíritu Santo. Basándose en este principio, algunos consideran que la masturbación cae dentro de la categoría de inmoralidad sexual y, por lo tanto, como un comportamiento pecaminoso.
4. Filipenses 4:8
En esta epístola, Pablo anima a los creyentes a centrar sus pensamientos en lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, admirable, excelente y digno de alabanza. Algunos sostienen que la masturbación puede ser considerada como una actividad que no cumple con estos criterios y, por lo tanto, como algo que debemos evitar según la enseñanza bíblica.
Conclusión
Si bien la Biblia no menciona directamente la masturbación, podemos inferir a través de diferentes pasajes que la lujuria, la inmoralidad sexual y la falta de pureza en nuestros pensamientos pueden ser considerados como pecados. Cada persona debe reflexionar y orar en busca de la guía del Espíritu Santo para tomar decisiones y vivir de acuerdo con sus convicciones personales y su relación con Dios.