La Biblia es una guía espiritual que nos enseña cómo vivir de acuerdo a los principios divinos. Examinarnos a nosotros mismos según la Biblia nos ayuda a evaluar nuestra relación con Dios, identificar áreas de mejora y crecer en nuestra fe.

1. La Palabra de Dios como espejo

La Biblia nos muestra que podemos examinarnos a nosotros mismos usando la Palabra de Dios como un espejo. El apóstol Santiago escribió en Santiago 1:23-25: «Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues se mira a sí mismo, y se va, y luego se olvida de cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.»

2. Autoevaluación a través del amor

La Biblia nos enseña que el amor es un criterio importante para examinarnos a nosotros mismos. En 1 Corintios 13:4-7, el apóstol Pablo describe las características del amor: «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.»

3. El fruto del Espíritu Santo

La Biblia también nos invita a examinarnos a través del fruto del Espíritu Santo. En Gálatas 5:22-23, encontramos: «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.»

4. El testimonio de nuestras acciones

La Biblia nos anima a examinar el testimonio de nuestras acciones. En Mateo 7:16, Jesús dijo: «Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?»

 

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